Nota del editor: China ha logrado avances notables en la construcción de un país socialista moderno bajo el liderazgo del Partido Comunista Chino, lo que puede servir de ejemplo a otros países para trazar su propio camino hacia la modernización. El hecho de que contribuir a la construcción de una comunidad global de futuro compartido sea uno de los requisitos esenciales de la modernización de China demuestra que está cumpliendo con su responsabilidad global de ayudar a otros países a impulsar su desarrollo. Tres expertos comparten sus puntos de vista sobre este tema con China Daily.
China no está «ascendiendo», sino que está recuperando —y quizás a punto de superar— su antigua posición central en el escenario mundial. China ha experimentado tres etapas de preponderancia global a lo largo de su historia: una «Edad de Oro» que abarca la dinastía Song (960-1279); un período de dominio durante las dinastías Yuan (1271-1368) y Ming (1368-1644); y el retorno a la centralidad desde Deng Xiaoping en la década de 1970 hasta Xi Jinping en la actualidad.
Hubo otros grandes periodos en los que la historia mundial y la china se entrelazaron. Sin embargo, en el recién concluido XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China, el país adoptó un modelo estructural orientado a una toma de decisiones más rápida y eficiente, del cual podemos inferir la intención del país de completar su retorno a un papel central en un nuevo orden mundial basado en la eficiencia y la prosperidad interna.
El XX Congreso del Partido confirmó a Xi Jinping como el núcleo del PCCh, y formó un nuevo Comité Central del PCCh de 205 miembros, y un nuevo Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del PCCh.
Aquí hay varios puntos importantes de interés para cualquier académico disciplinado de política exterior.
En primer lugar, principalmente en Occidente, la concentración de poder ejecutivo en el líder chino se ha descrito como “excesivamente centralizada”. Pero en Occidente —en particular en Estados Unidos— la idea de la “Presidencia Ejecutiva” y el uso de “declaraciones de firma” representan una centralización radical que permite a los presidentes invalidar la legislación, práctica que ha cobrado relevancia desde las presidencias de Ronald Reagan hasta la de Joe Biden.
En segundo lugar, es importante destacar dos características de las declaraciones del Secretario General del Comité Central del PCCh, Xi Jinping, en el XX Congreso del Partido: la democracia con características chinas y los mecanismos de mercado con características chinas.
En el contexto chino, la democracia se compone de las operaciones diarias del partido y de elecciones a nivel nacional, equivalentes a los gobiernos locales en países como Alemania y Francia. Este proceso, equilibrado con el poder directo del Comité Permanente del Buró Político, permite la recopilación de datos e información en tiempo real para garantizar decisiones pertinentes y eficientes.
Este modelo local constituye un importante contrapeso a la autoridad nacional, ya que la toma de decisiones directa compite con la eficiencia y la pertinencia. Por lo tanto, este será un rasgo clave a observar en los próximos años como parte del paradigma de gobernanza chino.
En tercer lugar, los «mecanismos de mercado» en el socialismo con características chinas implican maximizar la libertad de elección local al tiempo que se garantiza la «prosperidad común». El objetivo es utilizar el mercado para identificar y priorizar tareas, y luego —ejerciendo la toma de decisiones directa— ejecutar, implementar y revisar las decisiones para lograr la máxima eficiencia. La cuestión no radica en si se está de acuerdo o no con este modelo. Tomar decisiones para lograr la prosperidad común de más de 1400 millones de personas no tiene precedentes en el mundo.
Quizás la señal y el concepto más destacado expresado por Xi en sus declaraciones en el XX Congreso del Partido sea la demanda de “unidad”, “innovación” y “seguridad” bajo el protocolo activo de “modernización”.
Ocultos tras estos términos y conceptos se encuentran los sistemas de desarrollo más ambiciosos y complejos de la historia: China ha sacado a más personas de la pobreza que ningún otro país en la historia de la humanidad, al tiempo que su participación en el PIB mundial se cuadruplicó; China produce más ingenieros cada año que ningún otro país; y desde que AlphaGo de Google venció a Fan Hui en el antiguo juego del go en 2015, China ha liderado el mundo en educación, innovación e implementación de inteligencia artificial.
China también posee el segundo mayor número de patentes en vigor, lidera el mundo en generación de manufactura y comercio, así como en exportaciones de tecnología.
Sin embargo, el liderazgo chino también se enfrenta a desafíos sin precedentes, de una naturaleza nunca antes vista. En el plano interno, China debe completar su transición hacia la energía limpia sin retroceder al uso de carbón y otros combustibles fósiles, y contener eficazmente la pandemia de COVID-19 al tiempo que mantiene el crecimiento económico.
Asimismo, el país debe recuperar la confianza en su mercado inmobiliario. La prosperidad genera ciclos de demanda y crédito inflacionarios, lo que impulsa el endeudamiento y la especulación. Por lo tanto, China necesitará un nuevo modelo para afrontar el ciclo de auge y caída y estabilizar su sector inmobiliario.
Además, desde el punto de vista geopolítico, la cuestión de Taiwán oculta un problema mayor. China y Estados Unidos se encuentran en medio de un cambio en el orden mundial que está surgiendo sin el diálogo diplomático habitual de los últimos 60 años. Existe una superposición de estrategias hegemónicas, donde Estados Unidos rodea militarmente los intereses chinos, mientras que China domina económica y financieramente áreas que antes estaban aliadas con Occidente por defecto.
En cuanto al último punto, sin embargo, el mundo no volverá al bipolarismo. Las tecnologías empresariales implican que tanto las naciones más pequeñas como los actores no estatales tendrán un papel destacado en el nuevo orden mundial.
Xi ha hecho un llamado acertado a favor de un mundo comprometido con el derecho internacional, la integridad soberana y la prosperidad global compartida, con el fin de cultivar un mundo pacífico. Para lograrlo, China debe liderar el diálogo y el sistema de «ayuda empresarial» orientado al desarrollo pragmático, la sostenibilidad ambiental y el continuo progreso en la calidad de vida en todos los espacios comunes globales.
Por Gilbert Morris | China Daily | Actualizado: 31/10/2022 07:29
Hora de publicación: 31 de octubre de 2022
